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HUELGAS DE LOS SEXOS

EL estado español y en otros países. ¡Por una Huelga General Europea! (Daniel Guerra)

En la última manifestación contra los recortes sociales en el estado español, se podía respirar cierto ambiente de pesimismo: - ¡Qué poquitos que somos! - decían algunos, aunque la verdad no era para tanto. Sin embargo, cuando uno mira a su alrededor y observa qué ocurre en el estado español mientras las huelgas y luchas se suceden en Grecia, Italia, Francia, Reino Unido, Irlanda... tarde o temprano surge la pregunta de cómo nos han afectado las experiencias vividas en décadas anteriores en este país, incluso a muchos que no las han vivido. En España, hasta hace seis meses y con cuatro millones de parados, no se había producido ninguna lucha importante.



Pues bien, la clase política de este país se ha encargado muy bien durante años de hacernos sentir miedo por manifestarnos e incluso, a los pocos que se han manifestado en estos últimos años, se les ha criminalizado para que su voz no fuera escuchada por el resto de la sociedad. Se han encargado durante años de separar a la sociedad por sectores, por religiones, por nacionalidades, por sexos, por bandos, ... enfrentan a cristianos contra musulmanes, como si los musulmanes fueran terroristas; españoles frente a extranjeros; a funcionarios contra controladores aéreos, a mineros contra funcionarios, catalanes contra andaluces… El divide y vencerás es una pesada losa, pero existen procesos subterráneos que esa losa no nos deja ver y que tarde o temprano se manifestarán en cambios bruscos y repentinos, tal y como ha ocurrido a lo largo de la Historia. Cuanto más pesada sea la losa de piedra que tapona el volcán, más fuerte será la explosión, es una ley natural.


Hace más de varias décadas, casi una generación, que cayó el muro de Berlín iniciándose una época caracterizada por una ofensiva importante contra los principios de izquierdas, unida por supuesto a la caricaturización y tergiversación de estos principios con la inestimable ayuda de las grandes mentiras o mentiras goebelianas que en épocas anteriores sirvieron para identificar el degenerado sistema estalinista con el auténtico socialismo. A todo esto habría que sumarle un período de auge económico hasta mediados de los años 90. Hemos sido educados con la idea de que no hay alternativa a este sistema y que otros sistemas no funcionan. Es algo que indudablemente tiene su peso contra las luchas que se producen en toda Europa y van a marcar los ritmos de la toma de conciencia, ya que a diferencia de los años 60, de momento se observa en general más desesperación que ilusión.

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